Esta técnica consiste en aplicar calor a la lesión del hueso a
una temperatura de 45 grados centígrados, aunque en ocasiones alcanza los 70
grados, lo cual ha permitido evitar cirugías abiertas o la amputación de algún
miembro del cuerpo de los pacientes.
Las lesiones óseas ocupan el tercer lugar de todos los tumores y
afectan principalmente a los adolescentes y personas menores de 30 años. La
mitad de los casos son en rodilla.
Médicos mexicanos iniciaron la técnica de aplicación de calor
con una cafetera y posteriormente con una olla exprés, para después diseñar un
equipo de HHC, el cual actualmente se está perfeccionando para que la
temperatura no pase de 45 grados centígrados y con ello reducir el riesgo de
quemaduras en piel y otros órganos sanos.
En entrevista con el jefe del servicio de Tumores Óseos del INR,
Genaro Rico Martínez, dijo que este tratamiento ha sido exitoso en tumores
benignos como el de células gigantes, que es el más frecuente, así como en el
cáncer en huesos.
A diferencia de la cirugía tradicional, con este método en vez
de una herida grande, se realiza una pequeña incisión en el cuerpo del
paciente, con lo cual se evita el riesgo de hemorragias severas.
Para inyectar calor se aísla la zona afectada y se protege la
piel y otros órganos del paciente, para formar posteriormente una "V"
con dos popotes, donde por un lado se inyecta el vapor y por otro se libera
expulsando las células muertas.
David Martín Gómez
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